🌴UN DIA PARA RECORDAR, EN MOTRIL
Hay días que se quedan grabados en la memoria, no solo por lo que vemos, sino por lo que sentimos. Y este, en Motril fue uno de ellos. Desde el primer momento, nuestras queridas compañeras Encarni, Maruchi y Mali socias de nuestra Asociacion Sagrada Familia, nos hicieron sentir como en casa. Ellas, residentes en esta tierra dulce y luminosa, nos prepararon una jornada que fue mucho mas que una excursión: fue un viaje por la historia, los aromas y el alma de Motril.
Nuestra primera parada fue en la Bodega Ron Montero, un lugar donde el tiempo parece detenerse entre barricas de madera y fragancias de melaza.
Allí nos recibió Laura, nuestra guía, con una sonrisa y un conocimiento que atrapaba. Nos habló de Francisco Montero Martín, el célebre tío Paco, que creció entre cañas de azúcar y destilerías, y que en 1963 fundó esta bodega movido por una pasión: crear el ron perfecto.
Mientras caminábamos entre los toneles, Laura nos explicaba cómo la magia ocurre despacio, con barricas vírgenes, aguardientes de caña, agua pura de Sierra Nevada y una paciencia que solo entiende quien ama lo que hace. Nos invitó a oler la melaza, a descubrir el tapón de los barriles, y nos habló de sabores, de tiempo y de tradición.
El momento de la cata fue pura delicia. Cada sorbo era una historia, una caricia al paladar, una manera de saborear el trabajo de generaciones. Entre risas, brindis, fotos y alguna que otra compra, dejamos la bodega con el corazón lleno y una sonrisa que sabía a ron.
Después, subimos al autobús con nuestro compañero Paco al volante, siempre atento y animado, rumbo a otro lugar lleno de historia: la Fábrica Azucarera de Nuestra Señora del Pilar. Allí nos esperaban María y José Carlos, dos guías apasionados que nos llevaron de la mano por los siglos de tradición azucarera de Motril.
Entre las antiguas máquinas, los enormes calderos y los muros de ladrillo, casi se podía escuchar el eco del vapor, el ritmo de los obreros, la vida que bullía en aquella fábrica que llegó a dar trabajo a más de mil personas. Nos contaron que allí había escuela, enfermería, baños, sala de costura... una pequeña ciudad dentro de la ciudad.
Visitamos la capilla de la Virgen del Pilar, construida por los propios trabajadores, y fue un momento emocionante, de esos que te aprietan el pecho sin avisar. La historia de aquella fábrica, inaugurada en 1883, sigue viva gracias a quienes han sabido conservar su patrimonio devolviéndole su alma y su voz.
Con el corazón lleno de historia, nos esperaba la comida en el restaurante Katena, junto al mar. Un lugar acogedor, de esos donde el tiempo se diluye entre platos de “pescaito frito”, buena compañía y conversaciones que fluyen con la brisa. El sol de octubre nos regaló una temperatura veraniega que hizo aún más agradable aquel rato de descanso y risas compartidas.
Pero el día aún guardaba una última sorpresa:
La Pasarela Colgante de Jolúcar. Una impresionante ventana al Mar de Alborán, suspendida a 35 metros sobre el nivel del mar. Al pisar los tablones de madera de iroko y mirar hacia abajo, el vértigo se mezclaba con la emoción.
La vista era infinita, el mar parecía respirar bajo nuestros pies, y todos sentimos esa mezcla de respeto y asombro que solo la naturaleza puede provocar.
Las cámaras no pararon un segundo: cada paso, cada gesto, cada risa, era un recuerdo que queríamos guardar.
Al caer la tarde, regresamos con el alma llena. Habíamos viajado por la historia del ron y del azúcar, por los sabores, las emociones y las raíces de Motril.
Fue un día completo, luminoso y difícil de olvidar.
Queremos dar las gracias infinitas a nuestras anfitrionas, que con tanto cariño y dedicación hicieron posible esta experiencia. Echamos de menos a algunos amigos y compañeros, especialmente a nuestro querido presidente Miguel Mendoza, que tanto disfruta compartiendo estos momentos con todos nosotros.
En Motril revivimos una época no tan lejana, sentimos el peso de la historia y la ligereza de las risas compartidas. Nos llevamos mucho más que fotos: nos llevamos emociones, recuerdos y el orgullo de formar parte de una historia que sigue viva.
Un día mágico, lleno de historia, amistad y corazón.
Un abrazo Juan Manuel